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Currículo:

Jesus Gomez

-Pintor artístico.

-Licenciado en Medicina

-Patrón de yate

Jesus Gomez, desde que recuerdo he tenido algo en la mano con lo que dibujaba, pintaba o emborronaba. Poco a poco deje de ensuciar tanto las paredes y dibuje y pinte hasta donde pude y lo que pude. En mis horas muertas estudie medicina y navegue. Persisto pintando , aliviando el dolor y hasta navego. Si puedo viajo.

Alvaro Gomez. Doctor en Medicina.

La imagen del mundo que nos rodea no es sino una construcción de la mente, diferente y única para cada persona. Los estímulos que percibimos se completan con recuerdos, valores y emociones. El artista no solo plasma su propia realidad en la obra. El artista es consciente de su percepción del mundo, y es capaz de plasmarla en su creación con un sentido, intencional y provocador, que hace evocar al espectador ciertos valores, recuerdos y emociones. Jesús Gómez ha crecido con la pintura. Nacido en Alcantarilla, es médico, viajero, apasionado, generoso, sensible y, ante todo, artista.

Impresiones y paisajes

La vitalidad de Jesus Gomez se refleja tanto en su pintura como en su vida diaria.

Estira sus tiempos como si jugase con relojes dalinianos hasta diluirlos en multiples facetas vivenciales.

Su pasión inusitada por la medicina le lleva a conocer milenarias culturas orientales. Su irresistible atracción por la mar le hace a menudo aislarse en eun velero que le conduce por caprichosos rumbos. Argentinas tierras han llegado a conocer de su presencia tan solo por comprobar la certeza de añejos tangos. Y continuos viajes, y viajes, y viajes. Simples excusas que en realidad esconden una voracidad inmensa por atrapar en su pupila entornos que su pincel recrea.

La Exposicion que nos llega a Lorca de las manos de Jesus comienza a atraernos por su evocador titulo. Impresiones y Paisajes. Nos recuerda al homónimo primer y juvenil libro lorquiano en esta tierra lorquina y, como en aquel, al contemplar su pintura, nos invade un lirismo desbordante repleto de metáforas sugerentes. Sus cuadros no son viles postales de acartonados paisajes sino una personalísima recreación de la realidad que, al sublimarla, la embellece y eleva. Este nuevo demiurgo nos descubre otra forma de mirar: los objetos tienen vidad propia, se balancean, huyen de sus entornos y se desmaterializan.

Su técnica pictórica, basada en un dominio del dibujo, le lleva a crear perspectivas imposibles y jugar con los contornos hasta deshacerlos. Pero aunque a primera vista sea la forma la que nos llame la atención, es el dominio del color lo que nos cautiva. Su paleta conjuga ocres, platas, verdes y azules. De allí nacen sus arremolinados mares, sus variantes cielos y, sobre todo, sus mágicos reflejos.

No hablemos de escuelas. Es indudable que desde el expresionismo, de todas se siente Jesus heredero. Pero es en cada uno de sus cuadros en donde el autor aglutina las diferentes tendencias, jugando con la imaginación. Una veces su onírico mundo nos enseña una Murcia invadida por el verde hasta el imafronte catedralicio, y otras observamos a extrañas y bellas brujas que convierten los sacros lugares en focos lumínicos de resplandeciente fulgor.

Pero es mejor callar. Es hora de convertirse en inmensos ojos y adentrarnos en otros mundos. Y que de esos Paisajes que a Jesus le suscitaron esas Impresiones, obtengamos cada uno de nosotros lo que nuestra sensibilidad nos conceda.

Jose Segura.

Profesor de Historia.

Mi querido Pepe Segura, incansable y generoso.

No siempre comprendido, quizas por su propia genialidad.

Me describio, a mi y a mi pintura, mejor de lo que yo lo habria hecho

Hasta siempre, amigo.

JESÚS GÓMEZ. MIRADAS SOBRE EL PAISAJE

Alice Rawsthorn, directora del Design Museum de Londres, sugería que el arte ocupa un lugar fundamental en la vida de las personas, y efectuaba sobre ellas un efecto, a veces, curativo, sanador y salvífico, apartándolos de nimiedades y problemas; modificando, eso sí, sus percepciones y sus actitudes. Y es que los artistas, los amantes del arte, saben navegar entre los espejismos y las falsas apariencias. Anticipan las implicaciones de los cambios antes que el resto de la gente. Sí, los artistas observan el mundo desde puntos de vista desprejuiciados y, por eso, pueden establecer conexiones que al resto de mortales se nos escapan.

Quizá podría Jesús haber titulado esta exposición miradas desde el desasosiego, pues, como el propio pintor nos cuenta, muchas obras expuestas están realizadas para recuperar ese espacio de libertad que el tiempo de pandemia nos negó… ¡Ah! las ventanas y los balcones, esas terrazas que aún nos permitían sentirnos libres y cercanos. Sí, quizá por eso el artista ha titulado esta colección “Balcones con vistas”.

Cuadros, pinturas, que sintetizan bien el interés de Jesús Gómez por dejar impresas en el lienzo sus emociones, y cuya intencionalidad, nada banal por otra parte, es compartir con el espectador una experiencia, el sentir profundo de un momento concreto de su existencia, de algo visto, percibido por él y que propone sea compartido por nosotros. Esta exposición nos permite intuir algunos referentes importantes en la trayectoria del pintor: las coloridas formas oníricas, abstractas, de Sonia y Robert Delaunay; el movimiento futurista de Duchamp, homenajeado en “Aquí no hay segundo”, uno de los cuadros presentes en la muestra; el expresionismo alemán, imposible obviar las películas de Wiene y Murnau; o las influencias de la tradición de la pintura murciana, esos grises misteriosos de Garay; tendencias, modelos, planteamientos estéticos, que podrían entenderse antagónicos: futurismo, expresionismo, abstracción, figuración… Paisajes. Reflejos. Pero no, no se trata de recreaciones literales; sino de excusas. Excusas para construir un acorde capaz de integrar procesos dispares y en apariencia contradictorios.

En cuanto a estas imágenes, a estos paisajes, si tuviese la osadía de atreverme, señalaría que podría ser siempre, casi invariablemente, un solo paisaje el que aparece y desaparece en la obra del pintor; aunque sean, en realidad, estas imágenes, consecuencia de un largo recorrido: Nueva York, Cuba, distintas ciudades europeas… Murcia, Mazarrón… su propia ciudad. El agua junto al mar, la costa murciana, las dunas cambiantes, las tierras que circundan la huerta, las ciudades visitadas, las casas de cada uno de los pueblos… Un territorio sentimental, un universo propio. Un conjunto de obras, una sinfonía de trazos y colores que, como una pulsión, casi musical, como una atmósfera cargada de movimiento y sugerencias, opera en dos distintos niveles; en primer lugar, en lo que podríamos denominar el mundo exterior al artista, el motivo pictórico, y en segundo lugar en lo que concierne al propio estado anímico del pintor.

Miradas sobre el paisaje. Un argumento, elegido por el pintor para narrarnos sus percepciones sobre los cambios operados en la luz, en la forma, en el color, a causa del sometimiento de la naturaleza, al discurrir del aire, al transcurso del tiempo.

Estos cuadros, estas pinturas no son sino una reafirmación de la voluntad de crear, un declarado amor a la pintura; un empeño que logra siempre superar el esfuerzo que supone el hecho de la creación artística, el acto de desbordar nuestros propios límites para quedar, finalmente, expuestos a la intemperie.

Pedro Manzano

Una Tarde, casi de oro, por la luz del diciembre murciano que la pinta asi.

Pedro Manzano, mi comisario del alma.